LOS PROFESORES
BARBARA
VASQUEZ
De chiquita soñaba con ser bailarina y por eso estudio durante seis años danza -clásica, jazz, contemporáneo y tap. Además de bailar siempre hizo ejercicio físico pero con la sensación de que había algo más detrás del ‘movimiento’ hasta que, finalmente, un llamado a conocerse interiormente la acercó al Yoga y fue amor a primera vista.
Así fue que empezó con Ashtanga en 2015 y pasó por varios profesores hasta dar con Ramiro en 2016. Luego en 2018 viajó a Madrid para practicar allí con Sharath Jois durante su visita a España.
En el 2019 viaja a India a estudiar con él, en su tercer viaje recibe en el 2023 la autorizacion nivel 2 de su maestro para enseñar el método, impartida por el Sharath Yoga Centre.
Su interés por la alimentación y su impacto en lo personal y lo social la acercó también al estudio de nutrición y Ayurveda.
Practicando se siente capaz de conectarse integralmente a partir de la experiencia corporal; agradece a la práctica el espejo que le ofrece para enfrentarse a la realidad y así ser honesta consigo misma. Cuando da clase su prioridad está en empatizar con el otro para ayudarle a adquirir herramientas que le ayuden en la búsqueda de volver a lo simple y encontrar bienestar.
GUILLERMO SALOMON
Aunque licenciado en economía y apasionado de la música, su curiosidad y deseo de sentir qué vino a hacer al mundo lo guiaron a finales de 2012 hacia el Ashtanga Yoga y tres años después a tomar clases con Ramiro. Más tarde, su constancia y sus incesantes ganas de seguir aprendiendo lo incitaron a viajar por primera vez a India para practicar con Sharath Jois en enero de 2019 y una segunda vez en diciembre del mismo año. Luego de dos viajes más en 2024 recibe la autorización nivel 1 de su maestro para enseñar el método, impartida por el Sharath Yoga Centre.
Andar en bicicleta, respirar en calma, la música, la soledad y las buenas compañías son su sinónimo de libertad y cuando practica lo invade una gran sensibilidad y sentimiento de presencia en el que el momento presente es el protagonista. Ese instante le permite verse a sí mismo y a su entorno con claridad, sin juicios, más allá de lo bueno y lo malo que puedan traer.
El compartir saberes y continuar construyéndolos desde la cooperación le resulta muy gratificante y motivante. Así es que dar clase, observar a otras personas y acompañarlos a descubrirse a partir de la práctica le posibilita revelar muchos rincones de la suya propia.